El astro peregrino se dejaba sentir con fuerza y sus rayos deslizándose sobre el lomo del río, llegaban a mis piernas cruzadas sobre la arena, calentando apenas mi cuerpo en actitud de oración. Mis manos sumergidas en el agua templada aún estaban abiertas, como si yo pudiera rescatar la vida de Rafael, más conocido como "Rafico", quien quedó atrapado en un banco de arena.