martes, 3 de agosto de 2010

NOCHE DE MIÉRCOLES

El día fue apacible, nada hacia presagiar que la llegada de la noche traería la tormenta. En la avenida, las veredas exhalaban intensamente, mientras ríos de lluvia negra rebasaban los acueductos. El cuerpo de Carla se derramaba como se vaciaba la ciudad.